Sencillamente impresionante. No se me ocurre otra forma de calificar lo que acaba de ocurrir en la final del primer Grand Slam de la temporada. Lo que han jugado Novak Djokovic y Rafael Nadal simplemente no tiene nombre. Fue una final llena de emociones, talento, entrega y ejemplo de deportistas, que finalmente terminó con el número 1 del mundo levantando la copa.
Fue la final de Grand Slam más larga en toda la historia de este deporte y, de paso, el partido con más minutos jugados en la misma disciplina. El serbio necesitó de 5 horas y 53 minutos para doblegar por 5-7, 6-2, 6-4, 6-7 y 7-5 a un español que nunca se dio por vencido y que corrió cada pelota sin importar el cansancio que sentía.